La adicción al juego o el juego patológico es uno de los trastornos del control de impulsos.
Lo mismo que en otros trastornos del control de impulsos, uno no puede resistirse al impulso de llevar a cabo una acción, nociva tanto para uno mismo como para los demás. Llevar a cabo esta acción está seguido por una sensación de placer y después de la acción realizada puede aparecer el remordimiento y la culpa, aunque no necesariamente.
Los trastornos del control de impulsos se caracterizan por la falta de resistencia para realizar la acción indudablemente nociva para uno mismo o para los demás.
Adicción al juego – diagnóstico
Para estar seguros de que se trata de un trastorno y no un hábito o pasatiempo ocasional, lo mismo que en otros trastornos, el comportamiento debe cumplir unos criterios. Dos sistemas psiquiátricos, Clasificación internacional de enfermedades mentales (CIE) y Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM), son los que describen todos los trastornos mentales y los criterios para su diagnóstico.
Según DSM, hay que cumplir al mínimo 5 criterios para diagnosticar el juego patológico. Unos de los criterios son:
- Preocupación por el juego;
- Gastar unas sumas cada vez más grandes en el juego;
- Sensación de inquietud al intentar reducir el juego;
- El juego como forma de escapar los problemas;
- Realizar acciones ilegales para pagar el juego;
- Esconder actividades del juego de la familia y los amigos;
El funcionamiento familiar, laboral y social deteriorado como consecuencia del juego.
Adicción al juego – etiología
El juego patológico normalmente ocurre en la temprana adolescencia en los hombres, mientras que en las mujeres aparece más tarde. Crecer junto a un padre adicto al juego es un factor importante para que ocurra el trastorno. Normalmente se necesita un periodo más largo para que la persona cruce la frontera del juego por divertirse o porque se aburre y se convierta en un adicto al juego.
Es posible practicar el juego como una forma de divertirse durante años y que entonces de repente ocurra el trastorno del juego. Existen unos factores que pueden acelerar la aparición del trastorno, como moverse en el círculo de los jugadores, el estrés o el descontento. Han determinado que el juego aparece con más frecuencia durante las etapas del estrés y la depresión, como un intento de pensar en otra cosa y una forma de evitar los problemas.
Consecuencias de la adicción al juego
Las consecuencias de la adicción al juego son numerosas y graves. Las consecuencias aparecen en todos los planos: tanto el personal como el social.
En el plano personal están presentes unos cambios de humor, irritabilidad, surgen los problemas en las relaciones interpersonales como consecuencia de las mentiras sobre las actividades relacionadas con el juego. En el plano social ocurren el descuido de los compromisos, ausencia del trabajo, descuido de la pareja, cuyo resultado puede ser el divorcio, así como el descuido del resto de la familia.
Con no poca frecuencia uno invierte en el juego su propiedad familiar y bienes inmuebles y al final, ocurre la bancarrota, cuando la persona llega a perder todo y no ve salida de la situación.
Adicción al juego y el tratamiento
El tratamiento de las personas adictas al juego es muy difícil y es necesaria una aproximación multidisciplinaria que incluye la ayuda médica y psicológica, así como la de la familia del adicto. Es importante saber que el tratamiento del adicto al juego es un proceso, con no poca frecuencia largo y difícil. La familia del adicto con no poca frecuencia sufre más, y reacciona de forma turbulenta por no saber cómo ayudar.
Son frecuentes las frases como: “Ha cambiado por completo, ya no lo reconozco”, “Está retraído y evita pasar el tiempo con nosotros”, “Siempre habla del dinero que necesita, pero no dice para qué lo necesita” y otras frases semejantes.
Para que el tratamiento sea eficaz, es necesario que la familia del adicto esté incluida en el proceso. La familia es la que debe proporcionar el apoyo constante y reaccionar primera si nota algunos de los síntomas de arriba. El problema en el adicto al juego es que con frecuencia no es consciente de la gravedad de la situación. Normalmente es la familia la que observa unas señales de la enfermedad. Por eso la adicción al juego es una enfermedad que afecta también a la familia. A veces los adictos son conscientes de que necesitan ayuda, pero no creen que pueden recuperarse.
El adicto al juego tiene algo de motivación, pero también se resiste al tratamiento. Para desarrollar la motivación es necesario el tiempo y la motivación ocurre solo cuando la persona se enfrente a la realidad dentro de la que ella y sus más prójimos tienen problemas por la adicción al juego. La familia del adicto experimenta el sufrimiento y no debe vacilar en pedir ayuda profesional para el tratamiento, porque, a pesar del amor, preocupación y buena intención, la familia no puede ayudar sola al adicto.
La adicción al juego es muy tóxica y devastadora, tanto para la persona que la sufre como para sus prójimos. Sin embargo, es importante saber que la adicción al juego es dura, pero no una enfermedad incurable. En nuestra clínica puede recibir la ayuda profesional y salir del círculo vicioso del juego. Cuando llegue a estar libre de esta carga y se recupere, podrá vivir una vida plena.