Las víctimas de la adicción son todos los miembros de la familia, pero también el entorno cercano.
El consumo de drogas y bebidas alcohólicas es conocido desde los tiempos lejanos. Sin embargo, en la sociedad contemporánea se ha producido una verdadera expansión. El alcoholismo en la familia es un problema cada vez más frecuente en la sociedad, mientras que la adicción a distintas sustancias ilegales ha alcanzado proporciones de la epidemia mundial. No se debe ignorar la adicción a las pastillas cada vez más frecuente, así como uno de los vicios más antiguos – la adicción al juego.
Aunque del 21 millón de los casos registrados el mayor número son las generaciones jóvenes, los mayores tampoco escapan a los trastornos de dependencia. Así, en todo momento alrededor del 14% de los adultos consume algún tipo de la sustancia psicoactiva.
Lamentablemente, muchos de ellos también son padres, así que las mayores víctimas son sus hijos. Según los últimos estudios, más de 8,3 millones de los niños menores de 18 vive en la familia donde al menos uno de los padres es adicto a la droga o alcohol. En Estados Unidos cada uno de los cinco niños se enfrenta a las consecuencias de la adicción de los padres.
Dado que más de 18% de estos niños es menor a 11 años, la clínica VIP Vorobjev desea llamar la atención sobre por qué los niños son las víctimas de la adicción de los mayores en la familia. Es decir, cómo la adicción afecta no solo su estilo de vida de momento, sino el futuro desarrollo y la salud mental.
Las víctimas de la adicción viven una vida caótica
La narcomanía destruye a la familia, pero las consecuencias del alcoholismo tampoco son menores.
De hecho, incluso cuando uno de los padres tiene problemas de adicción, el hogar se convierte en un lugar no seguro. Cambian la jerarquía y los papeles. Las víctimas de la adicción no conocen el calor familiar y la preocupación de los padres. Ante todo, esto ocurre porque el principal objetivo de la persona que consume una sustancia psicoactiva es conseguir una dosis nueva. Así no solo descuida sus necesidades básicas personales, sino también las de sus seres queridos.
Enfrentados a una continua falta económica y frecuentes cambios de humor de los padres, cada día nuevo para los niños supone una incertidumbre. Dado que no existen unas reglas familiares, los niños tienen que ocuparse de sí mismos, incluso asumir la responsabilidad de todo el hogar, haciendo los trabajos de los adultos.
Este estilo de vida produce dificultades en la escuela. Por falta de sueño, cansancio, así como el agotamiento psicológico, los niños cuyos padres consumen droga y alcohol, tienen dificultades de aprendizaje. También, no tienen ganas de entablar amistades con otros niños en la escuela, porque se avergüenzan de su situación familiar.
Las víctimas de la adicción con frecuencia son víctimas de la violencia
El consumo de sustancias y la violencia en la familia están estrechamente relacionados. Según la Asociación americana de medicina de adicción, entre un 40 y 60 porciento de incidentes en la familia ocurren bajo el consumo de sustancias.
Junto con el abuso físico, los niños como víctimas de la adicción sufren el maltrato psicológico. Las discusiones entre los cónyuges son frecuentes, especialmente si solo uno de los padres tiene problema de adicción. No es raro que la culpa se les echa a los menores. Así se escuchan las frases como: “Si tuvieras mejores notas en la escuela o si mantuvieras la casa más limpia, yo no estaría obligado a hacer esto” cotidianamente.
La violencia psicológica deja grandes consecuencias y produce el riesgo de aparición de los trastornos sociales, inseguridad, baja autoestima.
Los efectos prolongados del consumo de sustancias en las víctimas de la adicción
Los padres representan el modelo para sus hijos, así que no extraña que los estudios demuestran que los niños que crecen en estas familias luego llegan a ser adictos. Algunos, sin embargo, manifiestan comportamiento agresivo y demuestran tendencia hacia las acciones criminales.
Dado que la adicción de los padres deja las mayores consecuencias en la salud mental de los hijos, los trastornos de la alimentación, la ansiedad y la depresión son frecuentes. También se observa un aumento del número de suicidios e intentos de suicidio en los jóvenes que han crecido en tales familias.
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